Con el tapete de juego como base, da la sensación de ir cogiendo forma. |
Estos elementos se pueden pintar rápidamente con grises cada vez más claros aplicados con la técnica del pincel seco, añadiendo algún detalle con un pincel más pequeño y, quizás, un lavado de tinta para que los huecos y oquedades queden más sombrías.
La Isla del Castillo desde varios ángulos y luces. |
En cuanto a la sierpe de sangre aplique la misma forma de pintarlo que el resto de monstruos, grises huesos, rosas, rojos para los jirones de carne y luego una mezcla de azules, verdes y blancos para el mar revuelto.
La Isla calavera fue la más sencilla, ya que su tamaño es menor, le añadí en la base algo de azul, para resaltar el contacto con el tapete que simula el mar y hacer la transición más creíble y suave.
Un brillo amarillo nigromántico surge de las cuencas, una atracción para los barcos incautos, que chocan contra sus afiladas rocas. |
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